Prólogo del libro «ÉTICA DIGITAL»
Desde antaño, el hombre ha buscado la mejor manera de organizarse. Así han ido conformándose las distintas sociedades a lo largo de los siglos. Sería imposible, ni siquiera someramente, enunciar todas las revoluciones que han impreso profundos cambios sociales. Podemos destacar, como un primer hito en el acceso a la información, la imprenta de Gutenberg. La tecnología de la época facilitó enormemente las lecturas de textos y manuales de todo orden que antes aguardaban celosamente en las manos de algunos privilegiados ilustrados. En las últimas décadas estamos viviendo una segunda revolución en el acceso, la revolución tecnológica. Esta arrancó a mediados del siglo XX con la aparición de los primeros ordenadores. Aunque, en realidad, internet fue el auténtico catalizador para la interconexión de ordenadores y del rápido desarrollo de la tecnología.
Nos manejamos con una soltura otrora impensable con términos como internet, sociedad de la información, acceso electrónico… En esta nueva sociedad, la celulosa deja paso a los ceros y los unos; si bien más impersonales, indudablemente más rápidos y eficientes. El ciudadano de los últimos años, con mayor o menor reticencia, ha ido adaptándose a la tecnología. Es más, superado los primeros miedos, disfruta leyendo el periódico online, asistiendo a la universidad a distancia, tramitando la declaración de la renta desde el sofá… Este ciudadano se está digitalizando inconscientemente. Sabedor de estas y de otras bondades, no se conforma con ellas sino que se vuelve cada vez más exigente. Así pues, nos encontramos en una sociedad electrónica donde la información y el conocimiento fluyen con mayor profusión. Este ciudadano también exige mejores servicios por parte de la Administración. Esta, consciente de la necesidad de modernizarse, ha ido imbricando las TIC en sus procedimientos, aderezándolos con sistemas de calidad que ayudan a ofrecer mejores servicios al ciudadano. De esta manera nace la Administración Electrónica.
En este punto, debemos preguntarnos: ¿vale cualquier Administración? ¿La tecnología siempre trae progresos sociales? Sospechamos que no. La vida nos arrastra de manera frenética asumiendo las nuevas tecnologías como algo bueno. ¿Debemos ser tan inocentes como para que aceptarlas sin más? Este libro es una invitación a reflexionar sobre cómo debe ser la sociedad y la administración al servicio del ciudadano. La filosofía y, en concreto la ética, juega un papel muy destacado ya que puede ser una gran aliada para poder orientar los esfuerzos hacia lo que realmente importa. En los siguientes capítulos se tratarán estos apasionantes asuntos desde distintos puntos de vista: ético, tecnológico y administrativo. Los primeros capítulos contextualizarán el impacto que ha tenido internet en la sociedad actual para contrastarlo, a continuación, con las sociedades clásicas. Se invitará a pensar sobre qué es un Estado y cómo debería ser. De manera natural surge la reflexión sobre los derechos humanos y, en particular, sobre los derechos en internet. Si estos son derechos de bienestar, ¿tienen también cualidad de derechos humanos? Estos derechos hay que administrarlos. Por ello, nace de manera natural un estudio de la Administración como aparato al servicio de los poderes públicos para ofrecer los mejores servicios al ciudadano. En esta sociedad tecnológica, debemos preguntarnos: ¿cómo es nuestra Administración Electrónica? Hablaremos de una de las normas que revolucionaron las relaciones de los ciudadanos con las Administraciones: la Ley 11/2007. Hace ya unos años desde que entró en vigor dicha regulación y muchas cosas han cambiado. ¿Hacia dónde se dirige la Administración? Para ello, en el momento de escribir estas líneas hay dos proyectos de ley[1] que están sustentando la nueva forma de actuar del ciudadano digital de los próximos años. Hay una serie de novedades que bien merecen ser destacadas y para ello hay un capítulo dedicado. Finalmente, como reza el subtítulo del libro, aspiramos a una Administración ética y eficiente. El último capítulo será el broche dedicado a proponer cómo conjugar dichos valores a través del Software libre. Espero, amigo lector, que disfrutes reflexionando desde una perspectiva actual y rigurosa.
[1] Proyecto de Ley de Régimen Jurídico del Sector Público; y Proyecto de Ley del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas.
Publicado el 2 septiembre, 2015 en Administración, Filosofía, Libro "ÉTICA DIGITAL", Política. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.
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